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Coronilla de la divina misericordia

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coronilla de la divina misericordia 

La coronilla de la Divina Misericordia es una oración centrada en la misericordia de Dios y en la intercesión de Jesús como el Salvador de la humanidad. Fue revelada a Santa Faustina Kowalska, una monja polaca, en la década de 1930.

Según la historia, el 13 de septiembre de 1935, Santa Faustina estaba en su celda cuando vio a Jesús en forma de imagen. Él le dijo que quería que se pintara una imagen de Él como la Misericordia Divina y que se propagara la devoción a esta imagen. También le enseñó una oración especial que se convertiría en la coronilla.

La coronilla de la Divina Misericordia se compone de una serie de oraciones, incluyendo el rezo del Padre Nuestro, el Ave María y el Credo de los Apóstoles, así como la repetición de la frase «Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero» en las cuentas del rosario.

Según el relato de Santa Faustina, Jesús le prometió que aquellos que recen la coronilla recibirán una serie de gracias. Entre estas gracias se encuentran la misericordia para los pecadores, la protección contra el castigo divino, la paz en el alma y la ayuda en el momento de la muerte.

La coronilla de la Divina Misericordia se ha convertido en una oración popular y se reza en todo el mundo. La devoción a la Divina Misericordia también ha sido promovida por el Papa Juan Pablo II, quien fue canonizado como santo en 2014. El segundo domingo de Pascua fue declarado como el Domingo de la Divina Misericordia por el Papa Juan Pablo II en el año 2000.

En resumen, la historia de la coronilla de la Divina Misericordia se remonta a las revelaciones de Jesús a Santa Faustina Kowalska en la década de 1930. Esta oración se ha convertido en una poderosa expresión de la misericordia de Dios y ha sido promovida por la Iglesia Católica en todo el mundo.

Coronilla de la Divina Misericordia

Oración inicial:

«Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, en ti confío».

Cuenta del Padre Nuestro:

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Cuenta del Ave María:

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Cuenta del Credo:

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

En cada cuenta del Padre Nuestro se dice lo siguiente:

«Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero».

En cada cuenta del Ave María se dice lo siguiente:

«Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero».

En la última cuenta se dice tres veces:

«Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero».

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